Cuando subí a ese avión me di cuenta de que ya nada sería lo mismo, que esa aventura cambiaría mi vida. 18 años recién cumplidos y, preparada o no allí iba, a un país desconocido a aceptar lo que la vida me pusiera por delante. En el avión, el tiempo que duró el viaje, yo iba con mi música pensando en todo, en cómo sería aquella experiencia, en si sería lo suficientemente fuerte como para aguantar por mí misma, pensar en los que echaría de menos... Y pensando en la persona que había estado siendo y la que quería ser. Las metas y sueños que tengo y quiero alcanzar... Y ahí, en ese momento, estuve a punto de venirme abajo, de recordar aquel sueño, aquel momento en el que tuve que decir "adiós", para siempre. Mis ojos comenzaron a humedecerse y tuve que decirme "Miri, sé fuerte, tú puedes. Has llegado hasta aquí y no puedes rendirte ahora."
Cuando me calmé prometí aprovechar cada minuto en ese lugar, aprendiendo de cada cosa que tenga que enseñarme.
Así fue, aprendí de cada situación algo nuevo, tuve conversaciones don personas en situaciones parecidas a la mía que me animaron a dejar los miedos y preocupaciones a un lado para así, poder encontrarme y encontrar un camino que seguir.
Cuando me calmé prometí aprovechar cada minuto en ese lugar, aprendiendo de cada cosa que tenga que enseñarme.
Así fue, aprendí de cada situación algo nuevo, tuve conversaciones don personas en situaciones parecidas a la mía que me animaron a dejar los miedos y preocupaciones a un lado para así, poder encontrarme y encontrar un camino que seguir.
"Desahógate de los errores de tu pasado y, cuando lo hagas, tu corazón será más fuerte."
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